A veces pienso que la vida no deja de ser como ascender una escalera con mucha pendiente. Cada peldaño supone un reto, una prueba, y a la vez creemos que es el final de nuestro camino pero; uno tras otro nos conducen hacia el final, hacía la meta, a conocernos a nosotros mismos y a llegar a conocer a Quien nos creó. Muchas veces esta escalera nos da miedo pero hay que recordar que como en el sueño de Iaacov, a veces por esta misma escalera descienden verdades reveladoras que nos dan luz. No hay que tener miedo a subir.
lunes, 30 de abril de 2007
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