Cuando Pablo, dirigiéndose a una de las primeras comunidades cristianas, escribe la frase que arriba podemos leer como título, lo hace refiriéndose a aquellos que mediante la fe depositada en el Mesías son portadores de una buena nueva: La Vida eterna.
Porque aquello que el hombre no podía lograr por sus propios esfuerzos fue lo que el Señor Jesús logró un día y es en lo que nosotros podemos sentirnos más que vencedores.
Acaba aquí mi pequeño, modesto e incluso ridículo homenaje a esta fiesta de Pascua que acabamos de pasar y me reintegro a la normalidad de mi blog.
Es posible que a estas alturas ya nadie lea este post pero a quien desee hacerlo tan sólo quiero darle las gracias.
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