Dando vueltas por la ciudad, sin rumbo, sin sueños, sin poder volver a donde quiero. Maldije a la luna, a la sonrisa de la gente feliz, a las fuentes, a los semáforos, a mi amargura y al paso del tiempo. Quiero decir tantas cosas, quiero tener fuerzas para poder decirte la verdad, lo que siento y a cada cosa que digo hago que aumente la distancia que nos separa. A cada día que pasa y por cada palabra que escribo noto que desaparezco, que me desvanezco, que me vuelvo maldito. Pero es hora de detener el sol, los relojes, el tiempo y ser valiente, consecuente, maduro y afrontar el premio final o el castigo. No hay marcha atrás, estoy frente a frente con mis fantasmas, solo, con mi alma desnuda. No tengo nada más, aquí me encuentro dispuesto a confesar y asumir las consecuencias sintiéndome frustrado, estúpido, feliz, esperanzado, rendido, cansado y por encima de todo con el alma agotada.
lunes, 23 de abril de 2007
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