Son las once. Suena el teléfono y lo descuelgo, es el técnico que se ha de encargar de arreglar mi portátil. Tras una larga explicación que logro entender a pesar de su tono de voz bajo me doy cuenta que puede que el asunto sea más grave de lo que pensaba (tres palabras claves me lo dan a entender). Ram, pieza y 24 horas, son las tres palabras que resuenan en mi mente y un jueves que se alarga en el tiempo hasta convertirse en un "tal vez". Resignado cuelgo el teléfono y espero una oportunidad para colarme furtivamente en el PC de casa.
Estoy frente al ordenador pendiente del reloj y esperando a que el querido guardián tiránico me expulse de sus dominios en breve (A pesar de que aquel por quien suspira mi alma ayer aplacase la ira del guardián). Veremos cuando puedo volver a escribir, mientras tanto pueden descansar de mis post, tomenselo como unas vacaciones.
martes, 23 de enero de 2007
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