miércoles, 11 de febrero de 2009

Canción del hombre triste

La pobreza te ha atrapado, como un león a una presa.

En tus ojos pude ver el miedo y la súplica. Tus manos me contaron historias de dolor y dureza. En tu voz se escondió el llanto de la amargura y bajo tus melancólicas palabras vivía el recuerdo de los años pasados.

Mi alma se conmovió pero tu no lo notaste; me viste frío, arrogante, distante; créeme que mis ojos notaron el frío del hambre al oír tus palabras.

Te reprendí, os acusé de no pensar en el mañana mientras tú, herido, inclinaste el rostro empujado por la culpa.

Te fuiste y nada se de ti, tan sólo de tu hambre, desesperación, tus miedos. Quizás no exista un mañana, tal vez te engulla el dolor de lo perdido, y nunca más sepa nada de ti; pero tus palabras sonaron tan potentes que se clavaron en mi alma.

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