jueves, 29 de mayo de 2008

Sin noticias del blog

De nuevo una larga ausencia de estas, que no de otras, conexiones inalámbricas.
Después de mucho tiempo de agitados movimientos y trabajo para llegar a la meta hemos alcanzado por fin aquel punto en el cual las tareas diarias te permiten retomar ciertas rutinas agradables. Uno de ellas sin duda es escribir en este blog.

Esta tarde, mientras mi marido leía, se me ocurrió volver a desempolvar el blog. Aunque no ha sido hasta después de la cenar que él me ha animado a escribir estas lineas. Mientras él lee su Biblia, y antes de que el reloj marque de nuevo la hora de la realidad, que es la rutina de las tareas hogareñas, deslizo estas lineas que rompen otro largo silencio.

Puede que muchos de mis lectores no hayan entendido este largo silencio, pero realmente me era necesario abandonar esta vida "literaria" para reconciliarme con la auténtica vida real. Así lo he hecho, y lo hago, ahora cada días, a cada minuto.

En la tranquilidad de un hogar, mientras la brisa del exterior se empeña en refrescar el cálido ambiente, escribir estas palabras casi inconexas y carentes de sentido que son casi un ejercicio de caletamiento. Quizás este regreso inaugure una nueva etapa de escritura, un renacer de las conexiones, si mi tiempo me lo permite.

También desde aqui, y ahora, queremos agradecer a todos aquellos que nos felicitaron por nuestra boda sus amables palabras. Fueron para nosotros un motivo de alegría.

Estos meses han supuesto un enriquecimiento personal, un fortalecimiento de la persona, es continuar un vuelo que iniciamos Moisés y yo casi sin saber estirar las alas y que ahora se encamina hacia horizontes lejanos. Dejamos atrás un cambio de piso, la boda, nuestro viaje a Viena (Mi viejo sueño hecho realidad). Todo quedó atrás pero los recuerdos siguen vivos.

Las notas finales de una sonata de Chopin se pierden en la habitación, la Biblia familiar cierra sus hojas a miradas furtivas, el reloj marca los minutos arrancados del sueño y estas lineas se difuminan en un inmmenso océano de conexiones inalámbricas que se agita pesadamente. Un "te quiero" furtivo corta el aire y las teclas dejan de sonar.