(Un pequeño homenaje a Teri Hatcher)
A veces el dramatismo esconde la incapacidad de ser feliz. Recapacitando uno se da cuenta que vivir un eterno drama no deja de ser una forma de infelicidad impuesta. Es como si el dramatismo en el fondo nos gustase más que la felicidad sencilla. Quizás sea hora de dejarse de dramas imposibles y vivir una felicidad real.
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