Cuando las aguas retornaron a su cauce y la calma reinó todo parecía que volvía a la normalidad, a aquella situación anterior de tranquilidad y hasta cierto punto de tedio. El río permanecía encauzado, sin fuerzas, manso, recorriendo los rincones de la tierra eternamente marcados. Pero en su interior añoraba volver a ser aquel río crecido y poderoso de antaño, ojalá encontrase la forma de serlo- pensó. No quedaba otra esperanza que esperar a que algo o alguien lo hiciesen crecer de nuevo.
jueves, 24 de mayo de 2007
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