domingo, 11 de marzo de 2007
The quiet man
Envueltos en una atmósfera decadente y nostálgica los dos hombres se sentaron en un viejo sofá incómodo. Las palabras estuvieron ausentes casi toda la noche y la tristeza se bebía en grandes jarras de cristal. Los blues, el folk y el country acabaran haciendo mella en aquellas dos figuras extrañas que destacaban entre una multitud bulliciosa y alegre. Ellos sabían que su nostalgia, su incapacidad por lograr lo que buscaban, les había superado y ahora eran presa fácil de las letras tristes de las canciones. Cuando desaparecieron de allí nadie les echó en falta y de nuevo el silencio fue su más fiel compañero hasta que sus caminos se volvieron a separar para que uno acabase escondiéndose en la oscuridad de la noche de su dulce locura y el otro, como ambos sabían, volviese a encontrarse, un día más, con su destino inalcanzable hasta que perdió la noción del tiempo.
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