martes, 13 de marzo de 2007

el peregrino

Cuando parecía que estaba a punto de llegar al sitio de sus sueños el viajero se sintió perdido. Desorientado se adentró por un camino aciago y perdió la visión de su objetivo y entonces pensó que tal vez nunca lo había visto, que todo había sido un espejismo.


En un lugar extraño y lleno de dudas y miedo no supo que hacer. El sueño no le consolaba, el dormir no le daba descanso y en su mente se agolpabas las ideas.


Cansado de esperar señales del cielo sintió desfallecer y cuando creyó que quedaría atrapado en aquel lugar llamado Duda recordó el motivo de su viaje. Entonces pensó que aunque nunca llegase a su objetivo merecía la pena seguir intentándolo. Había descubierto que su peor enemigo, el que le había hecho perderse, era el miedo.

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