Meciéndome entre eternos pensamientos, arrastrado hasta tranquilos momentos. Mi voluntad se va deshaciendo de prejuicios imposibles y se va abriendo camino entre el mar desconocido de las frustraciones.
Sentado ante un universo infinito y acompañado por el peso del tiempo transcurrido, siento la madurez de las cosas pasadas mientras conservo la esperanza de las acciones futuras.
Lo que vivo y pienso, lo que sueño y hago, antes fue hecho y luego volverá a hacerse pero con cada repetición, con cada giro, más extraño y costoso me parece todo y a la vez más dulce me parece hacerlo.
Mientras, me deslizo por líneas que brotan de manos cansadas y espero que me lleguen nuevas y dulces palabras del poeta.
sábado, 17 de marzo de 2007
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