La eternidad se entrelaza con el deseo durante los minutos que pasan mientras espero que llegues cada día; deseando que irrumpa ese momento en el que mis labios se unen a los tuyos y mis ojos vuelven a verte después de decirte adiós en la mañana.
miércoles, 25 de junio de 2008
martes, 24 de junio de 2008
Castillo fuerte
viernes, 20 de junio de 2008
Reflexionar
De vez en cuando el ser humano debe hacer ejercicios de reflexión. Sentarse en medio del bullicio de su existencia y reflexionar sobre todo lo que le rodea. Es un buen ejercicio para no sentirse engullido por la sociedad, tragado por ese monstruo infame que nada en la corriente del siglo. Es algo que sinceramente propongo a nuestros lectores. Y nada mejor que un pequeño texto para meditar. Aquí lo tenéis.
Velocidad
La vida transcurre rápida, feroz, irreflexiva.
La vida se come el reloj, los sueños, a si misma.
La vida no se detiene, inexorable, fría y ardiente.
La vida se apaga siendo vida y se enciende cuando muere, se rompe cuando se arregla y se arregla cuando se rompe.
La vida nos grita, nos llama, nos despierta.
Vivimos mientras la vida duerme y morimos cuando despierta.
Yo vivo y tú vives, porque Él vive. Vivimos siendo una vida, porque morimos para la vida. Yo soy tu vida y tú vives por mi vida.
Mi vida es tu vida, y vivimos los dos porque Él vivió para salvar nuestra vida.
viernes, 6 de junio de 2008
Abrazo
Si hay algo que pueda parecerse al infierno es sentir la soledad. Es un vacío infinito, una sensación de sequedad, de esterilidad eterna, de abandono. Pero si hay algo que simbolice la vida, que resuma el aliento vívido de la inmortalidad es, sin duda el abrazo de aquel a quien más quieres, es una unión perfecta en la cual, sin palabras, todo lo que sientes estalla y flota en el ambiente. El abrazo simboliza la unión eterna con aquel que es carne de tu carne, no por filiación, si no por elección y como complemento a ti mismo. Si hay un atributo que nos hace ser más genuinamente imagen de Dios es sin lugar a duda la unión de por vida de dos seres que se aman.
martes, 3 de junio de 2008
La importancia de las cosas que no importan
Si hoy tomamos un diario cualquiera, de un país cualquiera, nos encontraremos con un sinfín de noticias que van desde crisis económicas pasando por conflictos bélicos hasta reuniones de foros políticos de alto nivel. En cuanto a los artículos de opinión no es ningún secreto el desvelar que la mayoría de ellos tratan de opiniones, propuestas, reflexiones sobre personajes famosos o sobre ideas que afectan a importantísimos asuntos nacionales e internacionales. Pero a decir verdad para muchas personas esto no es tan importante, es mucho más importante el precio de las cosas que han de comprar, si una comida ha salido bien, que ropa han de planchar por las mañanas o cómo compaginar tiempo de ocio y estudio personal. Además cada persona, cada una de estas “minúsculas personas”, se ha de preocupar por ser buen hijo/a, marido/esposa, amigo/a, compañero/a, padre/madre y así hasta un sinfín de responsabilidades que afectan a lo más íntimo del ser. Este tipo de noticias y vivencias diarias no tienen cabida en la prensa, ni en las discusiones intelectuales, ni en nada que pueda considerarse importante. Una vez, aquel genio literario llamado Miguel de Unamuno llamó a este conjunto de cosas “que no importan” Intrahistoria. Aquella historia que no sale en los libros de texto pero que es la historia real, la que viven la mayor parte de seres humanos. La otra, la historia con mayúsculas, es simplemente algo lejano en la mayoría de los casos y que, por desgracia, suele estar en manos de personas que habiendo fracasado o anulado su intrahistoria no tienen otro sitio en el que continuar sus vidas que jugando a construir la historia. Sin lugar a dudas es lo peor que puede ocurrirle a una nación, a un país, y en definitiva a la humanidad. Mientras que cuando aquellos que han sabido cuidar y mantener aquello que “no importa” se han encargado del gobierno de lo sublime es cuando mejor se han gobernado las naciones. Y es que quien no sabe cuidar y hacer felices a aquellos que tiene más próximos hasta en las cosas más comunes no tiene la autoridad de decir a los demás como deben ordenar sus vidas.